ÉPOCA ROMANA

Disponemos de muy pocos datos de la época romana de Montefurado aunque con la ayuda de Cayo Virio Frontón, los restos hoy existentes y otros ya desaparecidos aunque conocidos intentaremos dar una idea de lo que pudo haber sido en los primeros siglos de nuestra era.
Para comenzar nuestro viaje debemos olvidarnos de carreteras, ferrocarriles, embalses y hacer un esfuerzo por imaginar una tierra cubierta de bosques de robles, castaños y nogales; habitada por rudos castrexos que subsisten de la pesca y la caza y que viven en pequeñas aldeas dificilmente accesibles por caminos pedregosos y embarrados y donde el más corto viaje suponía una aventura donde se podría encontrar la fortuna o la muerte. La vida del hombre corriente giraba en torno a su aldea y sus tierras y raras veces un objeto traido por un mercader o una historia contada por un viajero podía darle una idea de lo que había más allá de las montañas conocidas. Los castrexos adoraban a sus dioses y les ofrecían los dones más preciados que podían conseguir, sacrificios, alimentos y oro.

Carnero alado de Ribadeo

Dos cosas necesitaba Roma para mantener el imperio: oro y esclavos.


PRIMEROS CONTACTOS Y EXPEDICIONES ROMANAS

Año 137 a.C.
El procónsul Décimo Juno Bruto realiza una expedición subiendo desde el Tajo hasta el Duero cerca de la costa y sometiendo a los pueblos que encuentra a su paso. En la batalla del Duero aniquila a casi 50.000 galaicos recibiendo en Roma el sobrenombre de "Gallaicus". La campaña continúa hasta el rio Limia el cual se tenía por el "río del olvido". Temerosos de olvidarse de su pasado las tropas se negaron a cruzarlo, Bruto se adelantó y atravesándolo en su caballo fué llamando por su nombre uno por uno a sus hombres pudiendo continuar así su expedición hasta las orillas del Miño. Aquí debió de dar la vuelta debido a los problemas y rebeliones que le causaban los pueblos que fué dejando atrás.

Año 96 - 94 a.C.
La expedición de Publio Craso acentúa el interés romano por las riquezas de Gallaecia. Comienzan a explotarse las minas de plomo y estaño de las islas "Cassiterides" cuya ubicación siempre fué discutida aunque se cree que esta denominación se refiere  a diversas islas situadas en la fachada atlántica, Cíes, Ons, Sisargas e incluso buena parte del intrincado litoral de las rías gallegas.

Año 61 - 60 a.C.
Julio César necesitado de prestigio, renombre y sobre todo  dinero para pagar a sus acreedores en Roma emprende  una campaña en busca de victorias y de botín apoyado por la familia gaditana de los Balbos. Después de la batalla del monte "Herminio"  llega al llamado Golfo Cántabro (rías de Ferrol, Betanzos y Coruña) desde donde regresa a Roma.

Año 29 a.C. la auténtica conquista.
Octavio Augusto va a acometer la conquista definitiva con la intención de explotar las reservas auríferas de Gallaecia para apoyar su política frente a Roma. Así en el año 29 a.C. comienzan las llamadas guerras cántabras. El plan de Augusto consistía en utilizar las legiones I Augusta, IV Macedonia, V Laudae, X Gemina y VI Victrix  probablemente acompañadas de tropas auxiliares.
Después del año 19 a.C. los generales C. Furnio y Agripa someterán a los últimos Cántabros dirigidos por su célebre jefe Corocotta en la batalla del monte Medulio. Uno de los grandes misterios de esta etapa es la ubicación del monte Medulio; se situó en el monte Aloia (Tui), en Castro de Rey (Lugo) en incluso en Montefurado pero hoy parece identificarse con el lugar de las Médulas del Bierzo al pié del río Sil. La mención del historiador Osorio de que Medulio estaba "in Minio flumini inminentem" ("sobre el río Miño"), además de considerarse aproximada se podría explicar por la confusión existente en la denominación  y en el propio curso del río Miño y del Sil, de significado similar en latín (Minius-Silius, de color bermellón u ocre amarillento)


CAYO VIRIO FRONTON. Una mirada atrás.


Mi nombre es Cayo Virio Frontón. Nací en Lucus Augusti en el año 83 y a los 16 años entré a formar parte de las tropas auxiliares de Roma realizando tareas de exploración y saqueo y cinco años más tarde me enviaron a la guerra contra los Dacios. Debido a mi valor demostrado en la batalla de Porolissum se me concedió la ciudadanía romana y me devolvieron a mi pais como centurión de la VI Victrix con la misión de vigilar las minas de oro de la cuenca del Silius entre las regiones de los Cigurros, Tiburos y Lemavos.
Con la ayuda de los dioses intentaré daros una visión de lo que mis ojos vieron durante los últimos años de mi vida en estas tierras.

A tres días de los Idus de agosto del año 117 d.C.
El sonido de los molinos me sacó de mis sueños.
Amanecía y mi esclavo personal Lucio me ayudó a vestirme y me preparó un rápido desayuno. Debíamos visitar a primera hora los trabajos en el desvío fluvial. Una nueva remesa de esclavos llegaría hoy y debíamos distribuir el trabajo. Fuera amanecía y dos contubernios de soldador esperaban para la marcha.

Continuará...